15.3.10

¿Son Culpables? Ud. DECIDE

Los impactos sociales y las consecuencias políticas de la catástrofe que nos afecta desde el sábado 27 de febrero, deben evaluarse enfrentando la opacidad impuesta por la política comunicacional de los dirigentes del país: el Gobierno, el empresariado y los centros ideológicos de poder que conforman la alianza dominante. Todo esto en un contexto en que la autoridad política y los técnicos insisten por todos los medios en que, dada la imposibilidad de predecir los terremotos y azotes naturales, debe matizarse la responsabilidad de los organismos estatales y privados. Y más aún: deberíamos vanagloriarnos porque no sufrimos tanto daño material ni humano en comparación a otros casos, como Haití, cuyo terremoto fue ostensiblemente menos severo que el que nos afectó la noche y madrugada del sábado 27. No podemos entrar a todos los aspectos de la polémica que suscita esta versión oficial. Sin embargo quisiéramos sostener, en primer lugar, que argumentos que justifican las deficiencias apelando al carácter impredecible de este tipo de fenómenos es totalmente falaz, y que por tanto existe una grave responsabilidad del Estado y de las fuerzas políticas que han monopolizado el poder en este país. Una catástrofe de esta naturaleza no solo debía ser previsible sino además era posible actuar en consecuencia tomando todas las providencias del caso pues la predicción, con una exactitud asombrosa en cuanto localización e intensidad, ya estaba hecha. En efecto, por citar solo una de las fuentes que hace rato han venido anunciando la catástrofe, en marzo de 2007 varios geólogos, incluido tres del Departamento de Geofísica de la U de Chile, presentaron para referato el artículo "Interseismic strain accumulation measured by GPS in the seismic gap between Constitución and Concepción in Chile", publicado en junio del 2009 en el Journal Physics of the Earth and Planetary Interiors ( http://www.sciencedirect.com/science). Este artículo concluía que "the area - se refiere a Constitución y Concepción - already has a potential for an earthquake of magnitude as large as 8–8.5, should it happen in the near future" (ver parte final del abstract reproducido más abajo). Así pues, no sólo había suficiente evidencia empírica respecto del área sino también de la magnitud (8-8,5°) del terremoto con una precisión sorprendente. Naturalmente la predicción es incompleta pues no define la fecha calendario ni tampoco implica que si tal investigación hubiese sido tomada en cuenta, el país hubiese alcanzado a prepararse entre el 2007 y el sábado pasado. Pero estarán de acuerdo con nosotros en que, como es de conocimiento público en los ámbitos científicos locales, el cúmulo de investigaciones que no se desarrollan completamente por falta de financiamiento, o que mueren en los escritorios de burócratas apolillados o yuppies, o que simplemente sirven para publicarse en algún journal como es el caso del artículo de marras, muestra claramente una "falla sistémica" de este entramado institucional, y por extensión, un falla dolosa de sus artífices y legitimadores interesados que, por cierto, no son precisamente las víctimas de cuanta tragedia ocurre en este país. Insistimoso entonces, la idea de que el sismo - seguido de maremoto, fenómeno fuertemente correlacionado con el primero- nos pilló inadvertidos e incluso que deberíamos congratularnos por cuanto se registraron daños menores a los esperados para un movimiento de esta magnitud, es un argumento falaz y frívolo. Este argumento ha sido incluso desechado directamente por Víctor Pérez, rector de la U de Chile, que nada tiene de termo céfalo ni de ultraizquierdista. Entrevista radial, el mismo mencionó las investigaciones realizadas el Departamento de geofísica, y reclamó por el absurdo de que en un país con la tradición sísmica de Chile, las autoridades de Hacienda de los gobiernos de la Concertación sistemáticamente se han comportado con rigidez extrema a la hora de proveer fondos para la investigación e implementación de sistemas de pronóstico y alerta relacionados con estos fenómenos. En segundo lugar, la visión oficial de gobierno, más allá de esconder su incapacidad operativa inicial, ha escondido su responsabilidad respecto de la catástrofe social que de súbito se hizo visible a propósito del desastre natural. Una arista de aquella se dejó entrever a través de las grietas en la imagen del país "ciudadano", "participativo" y "exitoso" con que se ha publicitado la fase civil del modelo neoliberal iniciada en 1990. Uno se pregunta: ¿Dónde estaban los ciudadanos de este Chile democrático y moderno? Al parecer, el gobierno o no confió en ellos o simplemente de facto reconoció que se trataba solo de una imagen publicitaria. ¿Qué pasó con la fuerza, la voluntad solidaria, la iniciativa organizativa de las miles de organizaciones sociales populares y de trabajadores que, en medio de la tragedia dictatorial, resolvían las necesidades de salud, abastecimiento alimentario, empleo, educación y cultura e incluso de seguridad?.... Pura basura ideológica producida y reproducida por sociólogos, politólogos y economistas de pacotilla. A fin de cuenta, tiene razón un agudo peruano que mirando desde fuera el momento culmine de la catástrofe, afirmó:"Como no existe organización social sino individualismo nadie sabe qué hacer. Como el Estado no sabe ayudar a los ciudadanos sino a las empresas tampoco sabe qué hacer.... Y como no hay electricidad para que funcionen las cajas registradoras, los dueños de los supermercados y de Chile prefieren que se muera de hambre y de sed la gente antes que abrir sus repletas tiendas" (Héctor Béjar, http://alertaperu.org/publicar/articulos/491-los-terremotos-en-el-paraiso-neoliberal.html.). Esto debería estimularnos a pensar sobre el tipo de sociedad que ha resultado de casi cuatro décadas, y ayudarnos también a combatir el reduccionismo individualista predominante en las políticas sociales y en el ámbito político-cultural, hay formas de organización social y política cuya potencialidad da para enfrentar colectivamente catástrofes, sino de la política como ejercicio del poder de los comunes, de la soberanía de los sujetos colectivos. Ni más mercado, ni mas Estado; lo que se requiere es más red, más entramado, mas tejido, mas organización social, más sujetos colectivos soberanos.
EXTRACTO:
de publicación R. A.